En la era de la inteligencia artificial debemos, eso creo firmemente, hacernos preguntas que antes estaban reservadas principalmente a filósofos, poetas y taxistas: ¿Quiénes somos como seres humanos? ¿Por qué estamos aquí, en este planeta, en este universo? ¿Para trabajar cinco o incluso seis días a la semana de nueve a seis y irnos de vacaciones una vez al año? ¿Para comer, dormir y procrear?

En más ámbitos de los que nos gustaría, la inteligencia artificial se ha convertido desde hace tiempo en un elemento permanente. ¿Cómo cambiará nuestras vidas? ¿Y todos en todas partes sentirán este cambio? Y si es así, ¿cómo? ¿Enviará el ranchero mexicano su ganado a pastar con inteligencia artificial?

Probablemente no. Este avance tecnológico afectará muy probablemente y de forma más grave al moderno habitante de la ciudad que vive en una casa inteligente con un refrigerador inteligente y que quizá conduzca un coche eléctrico… y un día se queda sin nada porque la inteligencia artificial ahora hace su trabajo.

Y por eso tenemos que detenernos aquí un momento y preguntarnos: ¿Qué sigue? ¿Quién soy yo en este mundo digitalizado y robotizado? ¿Qué puedo y quiero hacer, y cómo? ¿Cómo puedo y quiero vivir?

Esto lo podemos descubrir junta/os, sin notas de IA, sin chat ni asistente IA... Todo de forma personal y manual. 

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